lunes, 21 de enero de 2013

Si beber quieres, tomar precauciones debes


Foto de archivo de libres derechos de Internet
Era un día de aquellos en el que mis sentidos comenzaron a bloquearse, sentía que mi instinto “animal”  se apoderaba de mí  y yo intentaba impedirlo. La falta de equilibrio, los mareos, dolores de cabeza y las risas innecesarias empezaron a propagarse. Una “bendita” botella fue la causante de todo aquello.

Sí, estaba ebria, embriagada, borracha, como ustedes deseen llamarlo. Y yo, simplemente no podía aceptarlo. O sea, yo sé que no soy ¡wow! ningún ángel caído del cielo; pero para los ojos de mis padres he sido y sigo siendo la del “ejemplo a seguir”, la chica que trata de hacer lo correcto (aunque “hello” casi siempre me equivoque) y, por cierto, la que nunca se atrevería a llegar a casa con altos grados de alcohol en la sangre.

Pero ¡wtf! se me pasaron las copas y lo único que intenté fue no perder los papeles y regresar lo más pronto con mamá y papá, pero obvio que no en ese “estado”; esperé a que lo efectos aminoren.

Después de aquella no muy grata experiencia me puse a pensar en las recomendaciones que repetidas veces nos mencionan nuestros padres, familiares, amigos, conocidos, y los cuáles debemos tener en cuenta para cuando decidamos embriagarnos. Ahí les van algunas:
  1. Conocer tus límites. Si no quieres quedar con resaca y provocar algo de lo que luego te arrepentirás, lo mejor es que tomes de manera prudente. Si percatas que el alcohol se te comienza a subir a la sangre y ya no puedes poseer el equilibrio de tu cuerpo, simplemente di: “¡YA NO!”. La decisión está en ti.
  2. Elegir el lugar adecuado. El espacio ideal, sin duda, es tu casa. ¿Estás pensando beber hasta morir por algún motivo en especial, sea malo o bueno? Qué mejor que el lugar donde vives para estar a salvo y hacer tus papelones sin faltar el respeto a los demás.
  3. Evitar las “escenitas”. Es mentira que si estás borracho pierdes la razón y no eres consciente de lo que estás haciendo; claro que lo sabes y por ello tienes que aprender a mantener el dominio, sobre todo de tus “impulsos”, porque, en serio, un ebrio jode a cualquiera. Y si no puedes controlarte, por favor, NO TOMES.
  4. Llevar celular con saldo. Cuando sientas que ya estás “hecho” es recomendable contar con un celular en la mano para comunicarte con tu mami, papi, enamorado(a), mejor amigo(a), ex, peor es nada o aquél que siempre anda afanándote para que vaya al recate. Bueeeeeeno, en caso contrario carga en tu bolso o mochila una agenda o un directorio telefónico y, también, algunas moneditas de 20 céntimos.
  5. No dormir hasta llegar a casa.  No sé cómo, pero evita cerrar los ojos en cualquier sitio; porque, en serio, es muy rochoso quedarte dormido en cualquier rincón de la calle como si fueras un animal callejero. #Dignidadplease!
  6. No manejar (claro, si es que tienes carro). Si beber quieres, tu carro dejar en casa debes. No solo porque corre en peligro tu vida, sino por la de los demás que puede valer mucho más que la tuya. Muchos desean y merecen seguir en este mundo, no acabes con sus anhelos.
  7. Saber con quién tomar. De preferencia embriágate con tus patas patas, porque si las copas se te pasan solo los verdaderos amigos te ayudarán a retornar a casa o a acogerte con ellos. Las mujeres son las que deben tener más cuidado en este aspecto, porque nuestra adorada Lima es recontra insegura. Remember amiga!  En nuestra capital abundan delincuentes y sobre todo enfermos mentales como Gringasho.
  8. Saber qué estás bebiendo. Antes de meterte un “seco y volteado” tienes que conocer qué está entrando en tu organismo. Algunas combinaciones, créeme, no son nada recomendables; otras tardan en dar sus efectos, pero cuando sucede ya estás fregado(a). Por experiencia personal NO tomes pisco.
En realidad, si antes no le veía el chiste embriagarme, mucho menos ahora que lo he experimentado. Si piensan que algunas copas les ayudarán a matar las penas u olvidar algún amor no correspondido, es mentira porque no matas ni olvidas nada ¡COMPROBADO! Cuando estés en una fiesta, reunión, cumpleaños u otro evento, procura no beber en exceso porque estar ebrio no es muy "cool" que digamos y, además recuerda que trae problemas de salud.

jueves, 10 de enero de 2013

Simplemente "Delita"


Muchos de los que me conocen en la universidad, el ICPNA y por las redes sociales saben que me llamo Delita Sonia; pero que, mil veces, prefiero que me llamen Sonia. Se darán cuenta que por obvias razones, o sea  “hello”, ya saqué mi DNI azul, dentro de unos años mi documento caducará y me seguirán llamando “Delita”.

Es que a veces los padres son recontra crueles y poco originales poniendo nombres. Les doy un listado de algunas razones por la que nuestros queridísimos eligieron ese nombre que a muuuuuchos nos disgusta.
Foto de Internet.

1. “Mi mamá me puso “Felipa” porque ella se llama así y yo también llamaré igual a mi hija”. Díganme; ¿quién no quiso denunciar a su padre/madre cuando tus compañeros en el cole te hicieron bullying por llamarte Felipa, Prudencio, Nemesio o Delita?
2.   Los diminutivos. Según los padres prefieren ponernos un nombre en diminutivo; porque dizque se nos ve tan tiernos cuando nacemos. Somos su tesoro, su corazón de melón, su “wawa”, su ñaña(o). ¡Oh por dios!, acaso no se dan cuenta que un día vamos a crecer y ya no nos podrán llamar: “Anita”, “Aurorita”, “Delita”, “Milagritos”, "Carlitos", "Jaimito", "Pedrito",etc.
3.  Nombre de ex. Siempre las mamás o los papás tienen presente a sus ex; y con más razón si se trata de la primera persona que se enamoraron, por la/el que derramaron más de una lágrima e hicieron más de una locura.  
4.  Nombre de telellorona. Las madres son archirecontramegaFANÁTICAS de las telenovelas; porque dicen que las hace viajar a un mundo ideal donde el amor, la paz y la verdad siempre triunfan por sobre todas las cosas. Awww…, hermoso, ¿no? Bahhhh...Cuando nacemos no dudan en ponernos el apelativo de algunas de sus protagordistas favoritas(os). En su repertorio elegido siempre están las “Marias”: María Fernanda, María Mercedes, Mari Mar, María la del Barrio, María de los ángeles, etc. O los “Fernandos”: Carlos Fernando, Luis Fernando, Fernando José, José Fernando. Es que a nuestras madres se les ocurre cada cosa.
5.  Y lo peor. Nombre de calendario. En años muy remotos, nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, y así sucesivamente, tenían la costumbre de poner a sus hijos un nombre de acuerdo a la  fecha de su nacimiento. Por ejemplo, si fuiste bien piña y naciste justo un 30 de agosto, el día en que los devotos conmemoran el nacimiento de Santa Rosa de Lima; tus padres te ponen de la misma forma que la Santa.  Y si naciste un 25 de diciembre justo a las 00:00; te llaman “Jesús”, “El Mesías”, "El Hijo Salvador" o quién sabe tal vez “Navidad”.

Futuras madres o padres, sean un poquito más originales. Pueden buscar en el navegador nombres más bonitos y sus hijos no los odiarán tanto. En mi caso, ya estoy resignada, llámenme como deseen. Además, pensándolo bien, creo que mi nombre va, en algo, conmigo, porque aunque ya tenga más de 18 años, tengo el espíritu de niña “tranquila” y molestosa a la vez, y como mi mismo nombre en diminutivo, también soy pequeña. Aunque los años sigan pasando y las arrugas sean la evidencia del tiempo recorrido, siempre seré “Delita”.